Los errores de diagnóstico más comunes en niños
Los errores de diagnóstico más comunes en niños
Cuando los síntomas tienen múltiples causas, se pueden cometer errores.
Cuando le duele la cabeza, sabe que hay muchas causas
posibles que van desde algo leve hasta algo muy serio. Cuando va al médico,
probablemente le hace algunas preguntas detalladas: desde cuándo tiene los
dolores de cabeza, qué tipo de dolores nota, cuándo ocurren, y qué otros
síntomas tiene. Sin una evaluación y un examen detallados, sería absurdo que su
médico le diagnosticara que tiene un túmor cerebral o la gripe, ambos pueden
causar dolor de cabeza. Y, por supuesto, el tratamiento para un túmor cerebral
y el de un virus son totalmente diferentes.
Esto es también aplicable a enfermedades mentales: muchos
síntomas comunes ocurren por una variedad de razones, y pueden reflejar varios
diagnósticos diferentes. Es por eso que un buen profesional de la salud mental
le proporcionará a su hijo una evaluación detallada basada en una amplia gama
de información antes de emitir un diagnóstico. Es crucial entender lo que hay
realmente detrás de un comportamiento en particular, porque al igual que en la
medicina, el diagnóstico que su hijo reciba puede cambiar drásticamente el
tratamiento apropiado. Los medicamentos para TDAH, por ejemplo, no funcionan si
la falta de atención o comportamiento perturbador es causado por la ansiedad,
no por TDAH. Y al igual que cualquier médico general haría, cuando el
tratamiento no funciona, ya sea si es terapéutico o farmacéutico, una de las
cosas que un buen clínico hará es reexaminar el diagnóstico.
Aquí mostramos algunos de los síntomas psiquiátricos que
pueden ser fácilmente mal interpretados en niños y adolescentes, y conducir a
un diagnóstico erróneo. Por cada síntoma, explicamos el diagnóstico al cual
está normalmente asociado, y cuáles son algunas de las causas alternativas por
las cuales ese comportamiento se puede dar. (Esta lista es solamente
orientativa, y es importante consultar siempre con un médico especializado en
el diagnóstico antes de comenzar tratamiento o etiquetar a su hijo).
1. Déficit de atención
El diagnóstico común: TDAH
Los maestros suelen ser los primeros en observar el síntoma
de déficit de atención, cuando observan que un estudiante se distrae con
demasiada facilidad, tiene tendencia a fantasear, y muestra dificultad para
completar los deberes y seguir instrucciones. A pesar de que todos los niños,
especialmente los más pequeños, suelen tener períodos de atención más breves
que los adultos, algunos niños tienen mucha más dificultad para concentrase que
otros.
Una falta de atención que está fuera del rango típico es uno
de los tres síntomas claves de TDAH, junto con la impulsividad e
hiperactividad. Por esa razón cuando un niño parece distraerse más de lo
normal, el TDAH suele ser lo primero que los padres y médicos sospechan. Sin
embargo, hay muchas otras posibilidades que pueden contribuir a la falta de
atención.
“El niño que tiene falta de atención es posible que presente
un déficit de atención porque tiene TDAH”, destaca Steven Kurtz, director
general de TDAH y Trastornos de Comportamientos Perturbadores en Child Mind
Institute. “O puede distraerse porque está preocupado por su abuela que está
enferma en el hospital, o porque lo están acosando en el patio del colegio y se
acerca la hora el recreo”.
Otras posibilidades:
Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC):
Muchos niños con TOC se distraen debido a sus obsesiones y
compulsiones, y cuando el TOC es lo suficientemente grave, pueden pasar la
mayor parte del tiempo obsesionándose. Esto puede interferir con sus vidas
diarias de muchas maneras, como prestar atención en la escuela. Y como muchos
niños con TOC con frecuencia se avergüenzan de sus síntomas, pueden tratar de
ocultar sus compulsiones. Es muy común ver a los niños controlar sus rituales
en la escuela, sólo para verse dominados por ellos al llegar a casa. Por lo
tanto, la maestra puede observar que un estudiante tiene dificultad para
concentrarse y suponer que tiene un problema de atención porque su TOC no es
evidente.
“Un niño puede estar en clase pensando de manera obsesiva
que necesita hacer algo para evitar que suceda algo terrible. En ese momento,
la maestra le hace una pregunta”, dice el Dr. Jerry Bubrick, director general
del Centro para Trastornos de Ansiedad y Estado de Ánimo de Child Mind
Institute. “Cuando el niño no sabe qué responder, puede dar la impresión de que
no estaba atendiendo, sin embargo la verdadera razón es que estaba pensando en
algo obsesivamente”.
Trastorno de Estrés Post-Traumático (PTSD):
Algunos niños también pueden parecer sufrir un déficit de
atención tras la exposición a un acontecimiento traumático. “Muchos de los
síntomas de Trastorno de Estrés Post-Traumático (PTSD, por sus siglas en
inglés) se asemejan a los de TDAH”, explica el Dr. Jamie Howard, director del
Servicio de Educación y Respuesta al Trauma en Child Mind Institute. “Los
síntomas más comunes en PTSD, tales como dificultad para concentrarse, reacción
de alarma excesiva, e hipervigilancia, pueden hacer que el niño parezca estar
ausente y sobresaltado”.
Dificultades de aprendizaje:
Cuando una niña parece mirar para todas partes menos el
libro que debería estar leyendo, también es posible que tenga algún trastorno
de aprendizaje. La dislexia no diagnosticada no sólo puede hacer que la niña no
se esté quieta debido a la frustración, podría darle vergüenza no ser capaz de
hacer lo que hacen los demás niños, e intentar ocultarlo. Sentirse como un
fracaso es un gran impedimento a la concentración, y cualquier cosa que pueda
aligerar ese sentimiento será una distracción bienvenida.
“El cincuenta por ciento de los niños que tienen problemas
de aprendizaje manifiestan falta de atención”, destaca la Dra. Nancy Rappaport,
profesora de la Escuela Médica de Harvard especializada en atención de salud
mental en el entorno escolar.
“En el caso de estos niños es necesario intervenir para ayudarles a superar sus déficits de aprendizaje, sino el tratamiento con estimulantes será un fracaso”.
“En el caso de estos niños es necesario intervenir para ayudarles a superar sus déficits de aprendizaje, sino el tratamiento con estimulantes será un fracaso”.
En los casos más complicados, agrega la Dra. Rapport, nos
encontramos con niños muy inteligentes que han compensado eficazmente sus
dificultades de aprendizaje durante años, haciendo un gran esfuerzo. “Han sido
capaces de ocultar sus debilidades hasta que crecen y la carga se hace
demasiado pesada. Con frecuencia se les diagnóstica con un TDAH o depresión, a
menos que alguien descubra el problema de aprendizaje”.
2. Pensamientos angustiantes repetitivos
El diagnóstico más común: PTSD
Los pensamientos intrusivos y recuerdos que un niño no puede
controlar son uno de los síntomas claves de Trastorno por Estrés Postraumático
(PTSD, por sus siglas en inglés). Los médicos ven el PTSD como una respuesta de
“lucha o huida” dañada en un niño que ha tenido una experiencia traumática,
tanto si fue un suceso que le afectó mucho o un patrón de violencia doméstica o
abuso. La experiencia ya ha pasado, pero el niño continúa reviviendo la
ansiedad.
Esto se puede manifestarse en forma de recuerdos
recurrentes, pensando sobre el evento una y otra vez, o experimentando
pensamientos atemorizantes que se les quedan “grabados”.
Otras posibilidades:
TOC:
“En el caso de personas con TOC o PTSD, estos pueden
experimentar pensamientos que irrumpen en su mente, pensamientos en los cuales
no quieren estar pensando”, dijo el Dr. Howard. “Estos pensamientos le vienen a
la cabeza involuntariamente y sin su control. En ambos casos, estos
pensamientos causan angustia, y tiene que hacer un esferzo para controlarlos”.
Sin embargo, hay una gran diferencia entre los pensamientos repetitivos de
ambos trastornos, destaca el Dr. Howard: “Con el TOC la causa de la angustia es
una idea abstracta, pero con el PTSD es el recuerdo de un suceso real ocurrido
en el pasado”.
3. Habla restringida
El diagnóstico común: Autismo
El autismo es un trastorno del desarrollo que causa
problemas de comunicación en los niños. Los niños con autismo pueden tener un
retraso (o ausencia completa) del desarrollo del habla. Las señales más obvias
de autismo aparecen usualmente entre los 2 y los 3 años de edad. A pesar de que
muchos niños en el espectro pueden hablar, es posible que usen el lenguaje de
manera inusual, eviten el contacto visual, y prefieran estar solos. Los maestros
pueden ser los primeros en darse cuenta cuando ven que el niño no interactúa
socialmente con sus compañeros de una manera apropiada.
Otras posibilidades:
Mutismo selectivo:
El mutismo selectivo es un trastorno de la ansiedad en el
cual los niños no hablan en determinadas situaciones sociales. Muchos niños con
mutismo selectivo hablan mucho en casa, pero no hablan nada en otros lugares,
como en la escuela. Es posible que no se comuniquen nada con sus compañeros o
maestros, lo que puede llevar a los profesionales de la escuela a preocuparse
por su desarrollo social. Estas dificultades sociales pueden llevarles a pensar
que están dentro del espectro del autismo.
“Se pueden tener dificultades con la comunicación por muchas
razones”, destaca el Dr. Kurtz. “La clave está en la consistencia en diferentes
situaciones. Los niños con mutismo selectivo serán muy sociales y hablarán por
los codos en algunos lugares, si no es así, probablemente no padezcan de
mutismo selectivo”.
A la hora de realizar el diagnóstico, es importante
distinguir entre déficit de habilidad y déficit de desempeño. Los niños con
mutismo selectivo tienen un déficit de desempeño porque tienen la capacidad de
hablar pero no pueden mostrarla en todos los lugares, mientras que los niños
dentro del espectro tienen déficits de habilidad, por lo que no pueden mostrar
determinadas habilidades en ningún lugar.
Los niños con mutismo selectivo pueden también mostrar otros
síntomas que apuntan a autismo. Algunos niños con mutismo selectivo parecen
estar “apagados” a nivel afectivo. “Debido a que el niño está tratando,
conscientemente o no, de persuadir a los demás de que no se acerquen a él, su
contacto visual será deficiente como el de un niño dentro del espectro,
manifestando un estado afectivo plano como el de un niño dentro del espectro”,
afirma el Dr. Kurtz. “No va a parecer un niño cuyo único problema sea su
incapacidad de hablar”.
4. Tristeza, fatiga y dificultad para pensar claramente
El diagnóstico común: depresión
Para la mayoría de la gente resulta fácil reconocer los
síntomas de la depresión: sentimientos de tristeza, interés disminuido en
actividades habitualmente agradables, fatiga, cambios de peso y dificultad para
concentrarse. Es normal sentirse a veces triste, pero si los niños experimentan
tristeza o irritabilidad durante más de dos semanas y afecta a su capacidad de
funcionar, podría llevar a pensar que se trata de un episodio depresivo.
Otras posibilidades:
Hipotiroidismo:
El hipotiroidismo sucede cuando el tiroides (una glándula
ubicada en el cuello) no segrega suficiente cantidad de ciertas hormonas
importantes. Los síntomas de hipotiroidismo son muy similares a los de la
depresión, e incluyen fatiga, aumento de peso, sentimientos de tristeza, y
dificultad para pensar claramente. Sin embargo, el tratamiento para el
hipotiroidismo es muy diferente: el tratamiento para los niños con
hipotiroidismo consiste en la reposición de la hormona tiroidea.
Trastorno de ansiedad:
Ciertos trastornos de ansiedad, tales como el TOC, pueden
debilitar y asustar extraordinariamente a las personas que lo sufren. Los
niños con TOC pueden tener pensamientos obsesivos en los que hacen daño a sus
seres queridosy otras imágenes violentas o sexuales. A pesar de que estos
pensamientos obsesivos no son cosas que el niño desee realmente que sucedan,
tiene dificultad para sacarlos de su cabeza. En ocasiones lo primero que se
observa es un estado de ánimo depresivo, pero este puede ser secundario a otro
trastorno como el TOC. Debido a que a muchos niños con TOC les avergüenzan sus
pensamientos, es posible que no se sientan cómodos compartiéndolos, y por ello
ser diagnosticados erróneamente con depresión.
“Hay muchos casos en los que los niños que tienen miedos o
pensamientos inquietantes se deprimen porque están asustados y tienen la
impresión de que las cosas no van a mejorar”, explica la Dra. Rachel Busman,
psicóloga clínica en el Centro para Trastornos de Ansiedad y del Estado de
Ánimo en Child Mind Institute. “Es por eso que es tan importante evaluar los
síntomas con precisión y obtener un historial que indique cuándo comenzaron.
Hay tratamientos excelentes para los trastornos de ansiedad y depresión; una
vez disponemos de un diagnóstico, el tratamiento puede enfocarse en estos
síntomas”.
5. Comportamiento perturbador
El diagnóstico común: ODD
Casi todos los niños tienen de vez en cuando pataletas o
ataques de ira, pero cuando los niños se muestran repetidamente insolentes,
desafiantes, o incapaces de controlar su ira, esto puede afectar seriamente su
funcionamiento en la escuela y ser causa de gran intranquilidad en la familia.
Con frecuencia, se da por sentado que estos niños padecen de un trastorno
negativista desafiante (ODD, por sus siglas en inglés) el cual se caracteriza
por un patrón de comportamiento negativo, hóstil, o desafiante. Los síntomas de
un niño con ODD son entre otros, perder el control, discutir con adultos,
enfadarse con facilidad, o desobedecer actívamente reglas y órdenes. Para ser
diagnosticado con ODD, el comportamiento perturbador del niño debe ocurrir
durante al menos seis meses y afectar negativamente su vida en la escuela o en
casa.
Otras posibilidades:
Trastornos de ansiedad:
A los niños con trastornos de ansiedad les cuesta mucho
enfrentarse a situaciones estresantes. Cuando un niño con un trastorno de
ansiedad no tratado es expuesto a una situación estresante, puede mostrar
signos de ODD en un esfuerzo por escapar dicha situación o evitar la fuente de
un miedo intenso. Por ejemplo, un niño con ansiedad social grave puede agredir
a otro niño si se encuentra en una situación difícil. Un niño con TOC puede
alterarse extremadamente y gritarle a sus padres si no le proporcionan repetida
y constantemente las palabras tranquilizadoras que utiliza para manejar sus
miedos obsesivos. “Es probable que ocurra más de lo que pensamos, ya sea
ansiedad que parece ser perturbadora o ansiedad que coexiste con
comportamientos perturbadores”, afirma el Dr. Busman. “Y esto es otra razón por
la que necesitamos disponer de una evaluación diagnóstica completa”.
Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH):
Muchos niños con Trastorno por Déficit de Atención e
Hiperactividad (TDAH), especialmente aquellos que experimentan impulsividad e
hiperactividad, pueden manifestar muchos síntomas que parecen signos de ODD.
Estos niños pueden tener dificultad para sentarse quietos, puede que cojan y
jueguen con cualquier cosa a su alcance, hacer de pronto algún comentario
inapropiado, tener dificultad para esperar su turno, interrumpir a los demás, y
actuar sin pensar en las consecuencias. Estos síntomas son más el resultado de
en déficit en sus funciones ejecutivas (su capacidad para pensar antes de actuar
y evaluar el impacto de su comportamiento) que de un comportamiento deliberado
propio de ODD.
Dificultades del aprendizaje
Cuando un niño se porta mal repetidamente en la escuela, es
posible que dicho comportamiento tenga su origen en una dificultad de aprendizaje
no diagnosticada. Por ejemplo, si le cuesta mucho dominar las matemáticas, y no
es capaz de resolver determinados problemas, o cuando su siguiente clase sea la
de matemáticas, lo harán sentirse fustrado e irritado.
“Los niños con problemas de aprendizaje pueden ser maestros
del engaño; no quieren revelar su vulnerabilidad e intentarán evitar que los
demás se den cuenta de sus dificultades”, explica la Dra. Rappaport. “Si un
niño tiene problemas para escribir, las matemáticas o la lectura, en vez de
pedir ayuda o admitir que está atascado, es posible que prefiera romper los
deberes, o pelearse con otro niño para crear una distracción”.
Prestar atención a cuándo aparecen los comportamientos
problemáticos puede conducir a desenmascarar un problema de aprendizaje, añade.
“Si padres y maestros están buscando las causas de cambios bruscos de humor, es
útil el tomar nota de cuándo suceden para determinar los puntos
débiles de los niños y conseguir su colaboración”.
Por: Linda Spiro, PsyD.