La historia de la Cuna de Skinner (Baby in a Box)
La historia de la Cuna de Skinner (Baby in a Box)
B .F. Skinner, fue sin duda uno de los psicólogos más
influyentes. Sus investigaciones sobre el condicionamiento operante
transformaron nuestro entendimiento sobre el poderoso efecto que tiene el
ambiente sobre nuestro comportamiento y demostró que compartimos los mismos
principios de aprendizaje que los animales.
Pero hubo un rumor que lo persiguió durante el resto de su
vida. Una leyenda que se propagó, la tan conocida cuna de Skinner o la cuna de aire.
Todo comenzó en 1944 cuando Skinner decidió construir para
su segunda hija, Deborah, una cuna especial que no sólo fuera cómoda y segura,
sino que también redujera la carga de trabajo que tenía su esposa, Yvonne, en
el hogar. Así que, fiel a su estilo, Skinner evaluó minuciosamente todos los
elementos ineficientes de las cunas de la época y, junto con su esposa,
decidieron que sólo incluirían los elementos más importantes para el cuidado de
su hija.
Skinner se sentía confiado y entusiasmado con este proyecto.
Hacía unos años había diseñado y construido con sus propias
manos la cámara
de condicionamiento operante o caja de Skinner, un experimento que le permitió demostrar el
principio del reforzamiento operante y obtener el reconocimiento
mundial de la comunidad científica.
Skinner puso manos a la obra y como resultado logró una cuna
poco convencional. Más parecida a una cabina enorme con un panel de vidrio en
su frente que se podía subir y bajar para ingresar a su hija en la cuna. La
cabina también incorporaba un filtro de aire para protegerla de las alergias y
un regulador de temperatura que permitía mantener a su bebé en un ambiente
agradable sin necesidad de vestirla con capas y capas de ropa para protegerla del
inclemente frío de Minnessota.
Esto a su vez reducía la carga de ropa, pañales
y sábanas que lavar. Disminuir la cantidad la ropa también le ofrecía a su bebé
mayor libertad para moverse y jugar libremente dentro de la cuna, sin riesgos
de enredarse y ahogarse con las sábanas. Skinner también pensó en un
procedimiento fácil y cómodo que no requería agacharse para extraer las sabanas
mojadas y que consistía en una lona en el piso unida a unos rodillos que podía
deslizarse y cambiarse fácilmente con una polea.
Como cualquier padre, Skinner y su esposa Yvonne, sacaban a
su hija regularmente de la cuna para jugar, cambiarla y pasar tiempo con ella.
Deborah usó su cuna durante los primeros dos años de vida y todo indica que
vivió una infancia feliz.
Skinner estaba satisfecho con la cuna que había inventado y
en 1945 escribió un artículo para la revista Ladies Home Journal en
el que describe las bondades de la cuna a la que se refería como “aparato”. La
editorial de la revista decidió cambiar el título de Baby Care Can be Modernized (El
cuidado de los bebés se puede modernizar) por el título Baby in a Box (Bebé en una caja)
y lo presentó con una imagen de Deborah estando dentro de la cuna con sus manos
presionados contra el vidrio, como si estuviera atrapada. Una imagen para nada
beneficiosa.
Como era de esperarse, otros medios de comunicación re-publicaron
la noticia cortando y seleccionado algunos de los fragmentos del artículo de
Skinner, sin presentar la idea completa de su invención ni cuál era su
objetivo.
Aun así, la cuna de Skinner llegó a
comercializarse y se estima que más de 300 niños fueron criados con ella. Según
los reportes, muchos padres consideraron que esta cuna era superior a los
estándares de la época (Epstein, 1995).
Pero la mayoría de las personas no lo entendió así. Algunos
creyeron que Skinner estaba obsesionado con la eficiencia e intentaba utilizar
la ciencia para reemplazar el amor y cuidado que los bebés deben recibir.
Mientras que muchos otros, motivados por los rumores, creyeron que esta cuna era
la continuación de la caja de Skinner y que él se disponía a experimentar con
sus hijas de la misma manera en que lo hacía con sus palomas y ratas.
Fue tal la magnitud del mito, que se llegó a decir que
Deborah desarrolló un trastorno psicótico por el cual fue institucionalizada y,
al llegar a la adultez, demandó a su padre por los atroces experimentos a los
que la sometió. Pero aun así no pudo con el dolor psicológico que le provocó su
padre y finalmente se suicidó.
Deborah Skinner Buzan Contrario a toda la maraña de mentiras que se creó alrededor
de la imagen de Skinner y su familia, Deborah creció con todo el amor y cuidado
de sus padres. Al llegar a la universidad estudió historia del arte, se graduó
en 1967 y luego se mudó a Londres para perfeccionar su arte. Durante esos años
conoció a Barry Buzan, con quien se casaría el 12 de marzo de 1973.
Debora ha tenido una exitosa vida como pintora. Pero aun así
la leyenda de los experimentos de su padre la ha perseguido durante toda su
vida. El peor episodio ocurrió en el año 2004 cuando una mala reseña del libro Opening
Skinner´s Box: Great Psychological Experiments of the Twentieth Century,
de la galardonada escritora Lauren Slater, continuó perpetuando el mito de que
ella fue utilizada para probar las teorías de su padre (Miller, 2004).
Slater
misma insinuó que Deborah era difícil de encontrar y que probablemente
estuviera inestable dándole un final misterioso.
Deborah, ya cansada de tantas mentiras, decidió escribir una
enérgica respuesta que fue publicada en el reconocido diario inglés The Guardian(Buzan,
2004) en donde aclaró que Skinner fue un padre devoto y amoroso y que en ningún
momento la utilizó como su conejillo de indias.
Pero esta no es la primera vez que los Skinners se
defienden. Hace ya muchos años atrás el propio Skinner intentó ponerle freno a
este rumor y confrontó personalmente al psiquiatra que lo inició para que le
pusiera fin de una vez por todas.
Skinner era un hombre de ciencia, un inventor, pero ante
todo fue un padre y marido que quiso darle a su hija y esposa las mejores
condiciones posibles. Su invento estaba adelantado a su tiempo. La mejor
muestra de ello es que muchas de las características de su cuna son hoy
avaladas por las recomendaciones de los pediatras: calidad óptima de aire,
temperatura y disminución de la cantidad de objetos y ropa dentro de la cuna
para evitar que se ahoguen.
Pero fue mal recibido y utilizado como pólvora para
iniciar un mito que todavía sigue vivo. Quizás todo esto se hubiera podido evitar
si Skinner hubiera recibido ayuda de un equipo de marketing que le
aconsejara reemplazar las palabras demasiado científicas como “aparato” o
“experimento” para describir su invento a los padres de la época.
Referencias bibliográficas:
David Aparicio (2018) La cuna de Skinner, el invento que lo persiguió por
el resto de su vida
https://www.psyciencia.com/la-cuna-de-skinner-el-invento-que-lo-persiguio-por-el-resto-de-su-vida/
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https://www.psychologytoday.com/us/articles/199511/babies-in-boxes
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https://www.theguardian.com/education/2004/mar/12/highereducation.uk
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(o cómo una noticia falsa de los medios acabó con un proyecto científico).
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(enlarged Ed.)., 419-426. doi:10.1037/11324-032